jueves, 9 de febrero de 2012

Cinco argumentos contra la caza de ballena

1. NO ES NECESARIO MATAR A LAS BALLENAS PARA SU ESTUDIO

Desde 1986, fecha en que se estableció la moratoria en la caza de ballenas, más de 16.000 ballenas han sido abatidas bajo el amparo de la ‘caza científica’, un permiso especial de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas (ICRW) que permite la muerte de estos animales para su estudio.
Esta disposición, con más de 60 años de antigüedad, se añadió en una época en la que no existían otras alternativas y la muerte era el único modo de para obtener valiosos datos biológicos de estos mamíferos. Sin embargo, siglo XXI existen numerosas técnicas no letales con los que la ciencia puede estudiar a las ballenas,evitando que ciertos países como Norugea o Japón recurran a esta excusa para llenar de carne los supermercados.
WWF pide al gobierno de Japón que abandone el abuso de este permiso especial para capturar  indiscriminadamente ballenas para su comercio.
Informe "Ciencia irresponsable, caza irresponsable"

2. LA CARNE DE BALLENA YA NO ES PARTE DE LA DIETA DE JAPONESES Y NORUEGOS

En Japón la demanda de carne de ballena cae en picado, como demuestra el hecho de que el precio de este producto en el mercado japonés haya descendido de 4.000 a 1.500 yenes/kilo en una década. Sin embargo, los altos subsidios a esta industria permiten que se siga capturando el mismo número de ejemplares. El informe “Economics of  Whaling”, realizado por WWF, investiga la base económica de la caza de ballena y su comercio, poniendo de manifiesto que las cifras no encajan. El estudio de coste-beneficio de los dos países analizados en el estudio, Japón y Noruega, son concluyentes: de no ser por los altos subsidios que reciben –sacados de los impuestos de sus ciudadanos- la industria ballenera no podría afrontar sus graves pérdidas económicas.
En definitiva, la inviabilidad económica del comercio con ballenas, especialmente en época de crisis, la hace insostenible ya no sólo desde el punto de vista ambiental, sino también desde el económico.

Informe "Economics of whaling".
 

3. LAS BALLENAS NO COMPITEN CON LOS PESCADORES POR LOS PECES

Varios gobiernos miembros de la CBI han argumentado que la caza de ballenas es necesaria ya que  supuestamente devastan amplias zonas tradicionales de pesca, compitiendo así con el ser humano por sus recursos alimenticios. Sin embargo, los estudios científicos al respecto sugieren que no existen pruebas que demuestren que las ballenas y los pescadores persigan las mismas especies ni que sus capturas se produzcan en las mismas zonas marinas. Los análisis arrojan datos claros sobre el tipo de pescado que consumen las ballenas y sus áreas de alimentación, e incluso demuestran que acabar con estas grandes ballenas podría ser perjudicial para las flotas pesqueras al alterar el equilibrio de los ecosistemas marinos. 
La causa real de la desaparición de los bancos de peces es la sobrepesca y el único modo de contrarrestar este problema es mediante la restauración de los ecosistemas disminuyendo la presión pesquera en las zonas más afectadas, mejorando las artes de pesca selectivas y mediante la creación de reservas marinas protegidas.

El Congreso Mundial de Conservación que tuvo lugar el pasado 2008 en Barcelona publicó una resolución sobre la relación entre la industria pesquera y los grandes cetáceos.

4. LOS PEQUEÑOS CETÁCEOS SON LOS MÁS PERJUDICADOS

WWF opina que los pequeños cetáceos deben ser una prioridad en la agenda de negociaciones de la CBI. Casi 9 de cada 10 especies entra dentro de la categoría de  ‘pequeño cetáceo’ y muchas de ellas se encuentran gravemente amenazadas.
Los pequeños cetáceos como delfines, calderones, marsopas,  se enfrentan a un gran número de riesgos. Cientos de miles mueren cada año atrapados accidentalmente en redes de pesca, pero también por otras causas humanas como degradación del hábitat, ruidos, contaminación del agua, tráfico de barcos, etc. Muchos de estos cetáceos son migratorios por lo que los acuerdos internacionales de protección son clave a la hora de asegurar su supervivencia.

Si la CBI pretende convertirse en un cuerpo de conservación relevante y efectivo debe ampliar sus esfuerzos a todas las especies de cetáceos, grandes y pequeñas, de manera global.En especial WWF está preocupado porque las limitaciones a la caza de grandes ballenas a países como Japón puede suponer una mayor presión a las poblaciones de pequeños cetáceos,como ya ocurrió tras la moratoria de 1986 que prohibía la caza comercial de grandes cetáceos, años en los que se cuadruplicó el número de muertes de la Marsopa de Dall, en las aguas costeras de Japón.

Informe sobre pequeños cetáceos “The Forgotten Whales”.

5. EL CAMBIO CLIMÁTICO IMPIDE LA REPRODUCCIÓN DE LOS CETÁCEOS

Los problemas relacionados con el cambio climático en las poblaciones de ballenas son ya evidentes. El aumento de temperaturas de los océanos plantea una seria amenaza para todos los cetáceos, pero en especial aquéllos en los que el hielo supone una importante parte de su ya de por sí reducido hábitat, como el rorcual boreal, el narval o la beluga. En especial el cambio climático afecta a las ballenas del Antártico. WWF apoya firmemente las conclusiones del Workshop del Comité Científico de la CBI sobre cambio climático, celebrado el pasado año.

Pero la ciencia por sí sola no es suficiente para atajar las consecuencias del cambio climático sino que es esencial incorporar estas consideraciones en los planes ya existentes de conservación y mantenimiento de cetáceos. Es necesario trabajar para desarrollar y aplicar este conocimiento al desarrollo de políticas y estrategias de adaptación de los cetáceos, sobre todo en beneficio de las comunidades locales que realizan actividades empresariales de avistamiento de cetáceos y que dependen económicamente de las poblaciones sanas y abundantes.